César Carbullanca Núñez

Universidad Católica del Maule
SOC 1401
Una cuestión metodológica

El sociólogo Boaventura de Sousa ayuda a comprender por qué sociólogos y educadores que estudian la temática de la inmigración en Chile no aciertan a dar con los problemas de fondo de la cuestión inmigrante en nuestro país. Según este sociólogo, la episteme científico-técnico invisibiliza los “conocimientos populares laicos, plebeyos, campesinos o indígena”; esta episteme hace desaparecen como conocimientos relevantes o valiosos, otros saberes; por lo cual más allá de sus presupuestos existen sólo “creencias, opiniones, magia, idolatría, comprensiones intuitivas o subjetivas, las cuales en a lo más podrían convertirse en objeto o materias primas para las investigaciones científicas” – Asi las cosas, estos sociólogos, y educadores bien intencionados, olvidan una cuestión central. La de estudiar la inmigración a través de la memoria y la voz de los propios inmigrantes. Estos es a través de la propia episteme que los inmigrantes han elaborado a través de los siglos.

No es raro encontrar a sociólogos y educadores que consideran bajo este menosprecio los textos la Biblia judía y cristiana, sin embargo, no aprecian que estos textos representan la propia episteme de los pobres y excluidos de culturas antiguas, como testimonio de su cosmovisión religiosa y ética, los cuales fueron elaborados bajo la episteme de los pobres y inmigrantes: mitos, arquetipos, símbolos y leyendas.

Análisis de un texto

Un estudio de estos textos lejos de ser una “predica” o un “cuento de viejas”, representa una hermenéutica de aquellos saberes populares de nuestros pueblos que luchan por decir su propia voz. En textos religiosos aparece en diversas ocasiones el tema de la inmigración; en diversos textos, el forastero, tanto el “bárbaro” como el “extranjero” son considerados individuos sin derechos ciudadanos. Platón señala en República, L,V:

“la naturaleza no ha hecho zapateros ni herreros; semejantes ocupaciones degradan a quienes las ejercitan: viles mercenarios, miserables sin nombre, que son excluidos, en razón de su estado, de los derechos políticos”

También Aristóteles, afirma que: “en los tiempos antiguos y en algunos lugares, los obreros eran esclavos o extranjeros, y por eso también hoy lo son la mayoría” (Política, 1278a 6-8), y por eso, según Aristóteles, “la polis más perfecta no hará ciudadano al trabajador”; “ni el hombre de bien, ni el político, ni el buen ciudadano deben aprender los trabajos de tales subordinados”. Y en La Política, el Estagirita señala la siguiente lista, que característica la estructuración social de la polis griega:
“Entre los bárbaros, la mujer y el esclavo están en una misma línea, y la razón es muy clara; la naturaleza no ha creado entre ellos un ser destinado a mandar, y realmente no cabe entre los mismos otra unión que la de esclavo con esclava, y los poetas no se engañan cuando dicen: Sí, el griego tiene derecho a mandar al bárbaro, puesto que la naturaleza ha querido que bárbaro y esclavo fuesen una misma cosa. Estas dos primeras asociaciones, la del señor y el esclavo, la del esposo y la mujer, son las bases de la familia, y Hesíodo lo ha dicho muy bien en este verso: La casa, después la mujer y el buey arador; porque el pobre no tiene otro esclavo que el buey”

La espacialidad que representan estos textos, muestra que la ciudad como un espacio de segregación. Por tanto, la marginalidad lleva a representar al extranjero fuera de la ciudad, en los caminos, en los desiertos, en lagos y ríos, por esto no es casualidad que el Resucitado, en textos cristianos, se aparezca a la orilla del lago (Jn 21,4). Sin embargo, nos interesa detenernos en texto en particular que da un enfoque significativo de la sociedad. Nos referimos al texto de Mt 25,34-40 “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis” pues representa un genero típico de la antigüedad llamado “listas” que sirve mostrar la ideología según la cual está conformada una sociedad, así como la de los grupos que la constituyen. Esta lista específica está constituida por una serie de grupos marginados: hambrientos, enfermos, encarcelados, extranjeros (xenos). La cuestión central del texto, expresa que para estos grupos el Resucitado se manifiesta en la historia como un sujeto segregado: hambriento, un enfermo, un encarcelado y un extranjero. De acuerdo, a estos textos, el sentido que desea entregar a los propios miembros de estos grupos, es si Dios se revela en los márgenes de la sociedad y en los inmigrantes específicamente, es que Dios mismo los constituye en sujetos políticos, no la ciudadanía. Esto es, algo que desde antiguo lo saben las religiones, los derechos del ser humano son inviolables y no nacen desde el grupo sino desde la experiencia del valor de sí que se adquiere en la experiencia religiosa, cuando el marginado experimenta que Dios lo escucha y salva. En este sentido, la experiencia religiosa se vuelve una nueva episteme para el reconocimiento de derechos de los inmigrantes.

Desde un punto de vista religioso y sociológico el texto representa una imagen paradójica, pues la construcción de una sociedad sin segregación comienza considerando al propio inmigrante como criterio de humanidad y epifanía de Dios. En términos epistemológicos, expresa que la inmigración se constituye en criterio axiológico para la construcción de una sociedad sin segregación. Este pasaje tiene además una característica particular, representa un texto en donde los marginados verbalizan su demanda en primera persona: “porque tuve hambre, estuve enfermos, estuve en la cárcel etc”, esta cuestión se repite en diversos relatos religiosos de la antigüedad y expresa la misma dinámica de la constitución de los pobres y de los inmigrantes como sujetos derechos sociales y políticos mediante una emergencia literaria. La construcción de derechos está directamente relacionada con la creación de un espacio cultural que permite una gesta de los propios inmigrantes.

Nuevamente, difícilmente se comprende los fenómenos migratorios sin escuchar la voz de los que no tienen voz.

[1]B. Sousa,  Una epistemología del Sur. Clacso Coediciones Siglo XXI, 2009,162-163.